Postboda en el Pirineo: Cristina y Manolo

¡Aquí está la Postboda en el Pirineo de Cristina y Manolo! La suya fue la última de las sesiones pertenecientes a la temporada 2018, y es que su ilusión era poder realizar este reportaje con un buen puñado de nieve a sus espaldas. Por ese motivo, a pesar de que su boda se celebró en septiembre de 2018 (puedes ver sus fotos pinchando aquí), no fue hasta el mes de febrero cuando por fin pudimos viajar a las montañas oscenses para dar forma a su postboda en el Pirineo.

Como es lógico, los días previos a la postboda en el Pirineo cerramos una serie de detalles fundamentales con la pareja, como la ropa de abrigo que debían preparar debajo de sus trajes, del mismo modo que concretamos con ellos un calzado especial en el caso de Cristina. El día de su boda llevó unas preciosas sandalias de tono rosa, absolutamente imposibles para viajar por la nieve.

Las sesiones Trash The Dress, nombre con el que se conoce en inglés a las Postbodas más radicales, permiten este tipo de licencias en la indumentaria. Lejos quedan aquellos límites que casi obligaban a que la novia se viera igual en todas las fotos. Afortunadamente, las barreras de este estilo han caído y hoy en día contamos con parejas modernas que apuestan por postbodas así, divertidas, desenfadadas y con un punto de riesgo.

Estación internacional de Canfranc

El primer ítem de nuestra postboda en el Pirineo fue la estación internacional de Canfranc. No era la primera vez que acudíamos a este monumental sitio, ya que con anterioridad habíamos realizado aquí otra postboda. Sin embargo, en aquella ocasión visitamos el recinto en pleno verano, muy lejos del brutal montón de nieve que nos esperaba en esta ocasión.

Sin mucho margen de maniobra debido a las condiciones del suelo, caminamos breve y tímidamente por las vías en busca de unas fotos que reflejasen el cariño de Cristina y Manolo con un fondo tan espectacular como el de la Estación. El día nublado nos daba el punto gris que una postboda en el Pirineo nevado pide a gritos.

Tras regresar al suelo firme, ascendimos por un pequeño camino hasta una zona menos concurrida en la que la pareja dio rienda suelta a su cariño. Con la nieve como protagonista, Cristina y Manolo se abrazaron, se dieron infinidad de besos y se tiraron unas bolas de nieve. Un precioso momento con Manolo tapando a Cristina con una manta fue el punto tierno de la postboda en el Pirineo.

Abandonamos la zona alta de las montañas para dirigirnos a Jaca. En medio del camino tuvimos tiempo par detenernos en un pequeño puente, que iluminado con una suave luz nos servía como fondo perfecto para unas fotos más íntimas.

Postboda en Jaca

Una vez en Jaca avanzamos hacia la ciudadela, visitando con anterioridad algunos rincones muy especiales para la pareja. La catedral de dicha localidad nos dejó una bonita toma con el reflejo de la Cristina y Manolo en el suelo.

El final de la Postboda en el Pirineo debía volver a las alturas, en busca de una puesta de sol digna de este paisaje. El lugar elegido fue le fuerte del Rapitán, al que incluso pudimos acceder para realizar unas fotos nocturnas. El impresionante anochecer nos dejó una colección de fotos preciosa, con infinidad de tonos naranjas y una luz de película.

La vuelta a Zaragoza nos servía para procesar todo lo que habíamos vivido a lo largo de 2018, conscientes de que con esta postboda en el Pirineo poníamos el punto final a un año inolvidable.

Y hasta aquí la entrada de la Postboda de Cristina y Manolo. Hoy les queremos dar las gracias por ser una de las parejas que nos ha llevado a nuestro lugar favorito, el Pirineo, y por todo el trato maravilloso que nos dieron durante su boda y su postboda. ¡Os deseamos lo mejor!

Al resto, muchísimas gracias por leer la entrada y compartir si os ha gustado.

José Manuel